Estudiantes de la Universidad del Litoral:
Decidimos dirigirnos a ustedes porque aun estando de paro no resignamos nuestro rol como educadores. En tanto tales, no podemos sino llamarles la atención sobre el documento que su Federación estudiantil, la FUL, ha dado a conocer.
Esta expresión muy frecuente en los espacios educativos, “llamado de atención”, tiene, por un lado, un aspecto disciplinador, de imposición de orden, y por otro convoca a pensar o a mirar algo no percibido o no entendido. Apelamos aquí al segundo sentido; les proponemos reflexionar sobre lo que supone o parece implicar, en una instancia de conflicto sindical como el que estamos atravesando, que el documento aludido exprese “para decirle al gobierno y a los gremios que la educación está primero”. Al prestar atención a estas palabras, surgen cuestiones importantes.
El estudiantado menciona dos receptores de su mensaje: el gobierno y los gremios. Gobierno parece referirse, en este contexto, a Gobierno nacional y esto es importante, porque el texto es ciego a otro Gobierno que es relevante en este conflicto: el Gobierno de la propia universidad. Este es el llamado de atención que queremos hacerles, estudiantes. Al Gobierno universitario también deben hacerle llegar sus reclamos, sin olvidar que el estudiantado es también parte de ese gobierno. Como seguramente saben, el movimiento reformista consiguió fraguar un modelo de universidad co‐gobernada por docentes, estudiantes y graduados. El proceso de normalización de las universidades nacionales, organizado a partir de la vuelta al sistema democrático a fines de 1983, preservó fuertemente este modelo de co‐gobierno, y el estudiantado tuvo, a partir de entonces, un papel central en la historia reciente de nuestras universidades nacionales. Por lo tanto, tiene, respecto de este Gobierno universitario al que no se hace mención en el documento, un doble papel: hacerle saber a las autoridades universitarias que la educación está primero, transformándose inevitablemente entonces en activo gestor del reclamo y asumiendo su responsabilidad como parte co‐gobernante de nuestra universidad. Es más, lo es desde el ejercicio de una ciudadanía sin restricciones, en contraposición a lo que sucede entre los docentes, sector en el que los derechos de elegir y ser elegidos se restringen a unos pocos frente a un gran número que trabaja en condiciones precarizadas y que por lo tanto carece de acceso a estos derechos.
Este proceso de escucharse a sí mismo en el espacio público para atender sobre cómo uno debe participar en gobernar(se) es una de las condiciones exigidas por una democracia plena que algunos filósofos políticos llaman deliberativa. Hacer hincapié en este olvido implica apelar a una seria reflexión sobre cómo participan – tanto efectiva como idealmente – en la vida democrática de una institución que tiene la democracia como una de sus tradiciones más valoradas y que la reforma universitaria mejor expresa.
La docencia universitaria agremiada y la que converge con ella en el sostenimiento del actual plan de lucha en pos de mejores salarios y de la homologación definitiva del Convenio Colectivo de Trabajo (trabado por el consejo de rectores reunidos en el CIN) tiene como una de sus principales banderas la defensa de la educación pública de excelencia para toda la ciudadanía. De manera que queremos alentarlos a hacer oír sus voces en defensa de la educación pública, como venimos haciéndolo nosotros a lo largo de todos estos años. Pero, como también hemos venido planteando a lo largo de este tiempo, no hay posibilidad de educación pública de la mejor sin salarios dignos para los docentes y con condiciones de trabajo precarias. Es decir: estamos discutiendo las condiciones de posibilidad de que el lema “la educación está primero” sea posible.
Finalmente, es preciso que comprendan que no estamos en proyectos tan diferentes: nos unen las mismas preocupaciones y deseos: construir la mejor educación pública libre, gratuita y laica. Oír sus voces, recibirlas, reclamando a los Gobiernos que la educación está primero, nos alienta a continuar la lucha.
Comisión Directiva y Cuerpo de Delegados